El Dr. Sigmund Freud en un momento se planteó dos preguntas: ¿Qué grado de continuidad psíquica podemos atribuir a la serie de las generaciones?, ¿Cuáles son las vías y los medios de los que se sirve una generación para transmitir sus estados psíquicos a la siguiente?
Esto me llevo a recordar unas palabras anunciadas por un docente, la misma trataban de una viñeta clínica familiar, donde contaba la siguiente historia:
…En una época pasada de su generación (en esta familia): …Los indios atacaban pueblos y ranchos de campo y se llevaban cautivas… esta familia no sabía qué hacer para proteger a sus mujeres, he aquí que encontraron una solución:
“…la familia engordó a sus hijas para que pesando más las desecharan…“; pero ojo!!!, no por cuestiones estéticas, sino, … porque los caballos no soportaban tanta carga durante tanto tiempo de traslado…“, repetido en generaciones….
¡¡¡Desde entonces hay obesidad en mujeres de esta familia…!!!
Este tipo de viñetas ilustran la existencia de otros factores originarios de un sobrepeso o de una obesidad. Entonces, ni creer, ni reventar, tan solo, permitirnos escuchar y leer mas allá de lo que se dice en el decir.
Siempre tendemos a saldar culpas que no son propias, el hecho de advertir que lugares ocupamos en la cadena generacional evitando quedar atrapados en roles preestablecidos, podría conmover toda una estructura de relaciones.
Consideremos que hay “lealtades invisibles” que nos atan, “lazos transgeneracionales invisibles”.
Esto, se trata más bien de “un conjunto de relaciones”, no sobre “lo que el paciente dice”, no es sobre “lo que sale de su boca”, de “su interior”, sino, más bien, de lo que “se dijo y se silenció en la historia del conjunto de relaciones de este paciente”, y acá ya tenemos “un conjunto de decires”, hay “lazos de discurso”.
Hay un “nudo de relaciones”, sin un centro, sin un “ser ni identidad”, el asunto es relacional.
Y en esta interdependencia con los otros, ya que no nacemos de un repollo, esta “atadura”, es un eslabón de las “cadenas que nos atan a otros”, dichas cadenas no son visibles, no las tocamos como a las de hierro, a pesar de ser a veces, incluso mucho más pesadas, éstas son más alterables o variables, pero no por eso menos reales.
Hay daños provocados por “secretos de familia” y por los ¨no dichos¨ prohibidos. Sanar un eslabón en esta cadena de generaciones, puede permitirnos dejar de “pagar las deudas”, ya que hay una “lealtad invisible” que nos empuja a repetir.
Lo indecible, lo impensado, lo no-dicho o no expresado, el secreto.
Evitar las trampas de las repeticiones transgeneracionales inconscientes. La transmisión transgeneracional de conflictos no resueltos (odios, venganzas, secretos, no-dichos, de muertes, de mitos familiares, de elecciones profesionales etc.
Lo que nos “legan los ancestros” y lo que nosotros “tomamos” y trasmitimos luego a la posteridad.
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